Un economista es tan relevante como sus ideas, y Milton Friedman no es la excepción. Este Premio Nobel de Economía dejó una huella imborrable con sus teorías que muchas veces rompieron los paradigmas establecidos. Sus propuestas, algunas controvertidas y otras revolucionarias, siguen siendo objeto de estudio y debate a día de hoy. Vamos a analizar las principales ideas económicas de Friedman, desglosando los conceptos esenciales de su pensamiento.
La economía para Friedman giraba en torno al monetarismo. Este concepto sostiene que la cantidad de dinero en circulación en una economía es el factor determinante de la demanda agregada. En palabras simples, para Friedman, controlar el dinero es controlar la economía.
Diferenciandose de otras teorías económicas, Friedman aseguraba que la inflación es un fenómeno monetario y que sólo se produce si el crecimiento de la oferta de dinero supera el crecimiento de la producción. Para esto, recomendaba un aumento fijo y constante del dinero en circulación, evitando así las fluctuaciones y crisis económicas recurrentes.
Milton Friedman también es conocido por sus críticas al intervencionismo estatal. Era un firme defensor del libre mercado y creía que las intervenciones gubernamentales suelen generar más problemas de los que resuelven. Según su visión, los mercados libres, regulados únicamente por las fuerzas de oferta y demanda, llevan a una asignación más eficiente de los recursos.
Es importante mencionar su famosa frase: «Hay pocas maneras más seguras de destruir una sociedad que llevar la moneda devaluación tras devaluación». Esto resume su desconfianza hacia políticas expansivas y su importancia en mantener la estabilidad económica sin intervenciones bruscas del estado.
Una de sus teorías más innovadoras fue la de las expectativas racionales, co-desarrollada con Robert Lucas. Esta teoría expone que los individuos y empresas planifican sus decisiones económicas basándose en sus expectativas sobre las políticas futuras del gobierno. Esto debilita la efectividad de las políticas discrecionales, pues los agentes económicos ya las anticipan y actúan en consecuencia, neutralizando sus efectos.
Además, defendía que los mercados tienden siempre hacia el equilibrio, y cualquier intento de intervención podría desviarlo y causar inestabilidad.
Una proposición menos conocida, pero igualmente impactante de Friedman, es la del impuesto negativo sobre la renta. En lugar de los sistemas tradicionales de subsidios, proponía que los ciudadanos recibieran un ingreso básico garantizado cuando sus ganancias fueran inferiores a cierto nivel, ayudando de esa manera a reducir la pobreza y simplificar el sistema de bienestar social.
Esta idea, aunque radical para algunos, ha sido analizada como una forma eficiente de redistribución de la riqueza, enfocándose en reducir la burocracia y enfocando directamente los recursos en quienes más lo necesitan.
No se puede dejar de mencionar su énfasis en la libertad de elección en el ámbito educativo. Friedman creía firmemente en el sistema de vouchers, una propuesta que permite a los padres elegir a qué escuela enviar a sus hijos, usando fondos públicos asignados para ello. Según él, esta competencia entre escuelas resultaría en una mejora general del nivel educativo.
El enfoque de Friedman sobre la educación abogaba por la diversidad y la calidad, eliminando el monopolio estatal sobre la educación y permitiendo a las instituciones competir para ofrecer un mejor servicio a los estudiantes.
Friedman también fue un crítico del activismo en política monetaria. Argumentaba que intentar prever y ajustar a corto plazo con políticas monetarias agresivas solo crea inestabilidad económica. Para él, la económica debería seguir reglas claras y predecibles, recomendando una normativa sencilla: un crecimiento constante y moderado de la oferta de dinero, sin intentos de ajustar la economía mediante políticas discrecionarias.
Un pilar esencial en las ideas de Friedman es la libertad económica. Su libro más influyente, «Capitalismo y libertad», sostiene que la libertad económica es necesaria para mantener la libertad política. Defendía que el libre mercado no solo fomenta la eficiencia sino también la libertad individual, permitiendo a cada persona elegir y ser dueño de su destino económico.
Este concepto ha resonado profundamente, inspirando políticas de desregulación y privatización en diversos lugares, desde EE.UU. hasta Chile, donde sus ideas fueron implementadas con resultados mixtos.
Las contribuciones de Milton Friedman al pensamiento económico no son solo teorías al aire. Desde el monetarismo hasta el impuesto negativo sobre la renta, su influencia perdura en las discusiones y en las políticas actuales. Desglose mediante, las complejidades de sus ideas económicas ofrecen un panorama enriquecedor y fundamental para quien busca entender cómo nuestras economías funcionan y evolucionan.