Las entrevistas son una herramienta poderosa para obtener información valiosa de primera mano. Ya sea que estés realizando una entrevista de trabajo, periodística o de investigación, una estructura eficaz es clave para maximizar los resultados. En este artículo, te mostraré cómo diseñar y estructurar una entrevista de manera efectiva, para que saques el máximo provecho de cada conversación.
Antes de sentarte frente a tu entrevistado, la preparación es fundamental. Investiga a fondo sobre la persona y el tema en cuestión. Esto te permitirá formular preguntas más incisivas y relevantes. No te limites a la información superficial; busca detalles interesantes que puedan dar pie a conversaciones más profundas.
Elabora una lista de preguntas clave, pero no te apegues a ella como si fuera un guion rígido. La flexibilidad es tu aliada. Piensa en tu lista como un mapa de ruta, no como un itinerario inflexible. Estar preparado te dará la confianza para improvisar y seguir nuevas líneas de indagación que surjan durante la charla.
Los primeros minutos de una entrevista son cruciales. Establece un ambiente cómodo y de confianza desde el principio. Comienza con preguntas sencillas y amigables que permitan al entrevistado relajarse. Podrías empezar hablando sobre el clima, algún tema de actualidad o incluso compartiendo una anécdota ligera relacionada con el motivo de la entrevista.
Una vez que notes que tu interlocutor está más relajado, puedes ir adentrándote en los temas más sustanciales. La transición debe ser suave y natural, como si estuvieras guiando una conversación entre amigos.
Índice
El cuerpo de la entrevista
Aquí es donde entras de lleno en la materia. Organiza tus preguntas de manera lógica, siguiendo un hilo conductor que permita profundizar progresivamente en el tema. Comienza con preguntas más generales y ve avanzando hacia las más específicas o complejas.
Escucha atentamente las respuestas. A menudo, la información más valiosa surge de forma inesperada. No tengas miedo de desviarte de tu guion si surge algo interesante. Las mejores entrevistas son aquellas que fluyen como una conversación natural, no como un interrogatorio.
Utiliza preguntas abiertas que inviten a respuestas elaboradas. En lugar de preguntar «¿Te gusta tu trabajo?», podrías decir «¿Qué es lo que más disfrutas de tu profesión?». Esto te dará respuestas más ricas y detalladas.
Técnicas para profundizar
A veces, necesitarás ahondar más en ciertos temas. Aquí tienes algunas técnicas útiles:
- El silencio estratégico: Después de una respuesta, guarda silencio unos segundos. A menudo, el entrevistado llenará ese vacío con información adicional valiosa.
- Pedir ejemplos: Si una respuesta es vaga, solicita ejemplos concretos. Esto ayuda a obtener información más tangible y detallada.
- Reformular: Repite lo que ha dicho el entrevistado con tus propias palabras. Esto no solo demuestra que estás escuchando atentamente, sino que también puede llevar a aclaraciones o expansiones de la respuesta original.
No todas las entrevistas transcurren sin problemas. Prepárate para manejar situaciones complicadas. Si el entrevistado se muestra evasivo, intenta reformular tu pregunta de manera diferente. Si percibes que un tema es especialmente sensible, abórdalo con tacto y empatía.
A veces, las respuestas pueden ser demasiado largas o divagantes. En estos casos, aprende a redirigir la conversación con sutileza. Puedes usar frases como «Eso es interesante, y me gustaría volver a ello más tarde. Pero antes, ¿podríamos hablar sobre…?».
La forma en que termines la entrevista es tan importante como su inicio. Reserva tiempo para las preguntas finales clave. Una buena técnica es preguntar si hay algo que el entrevistado quiera añadir o si tiene alguna pregunta para ti. Esto puede revelar información valiosa que no habías considerado.
Agradece siempre al entrevistado por su tiempo y disposición. Deja la puerta abierta para futuras interacciones. Una buena relación puede ser útil para seguimientos o futuras entrevistas.
Después de la entrevista
Tu trabajo no termina cuando se apaga la grabadora. Revisa tus notas lo antes posible, mientras la información aún está fresca en tu mente. Identifica los puntos clave y cualquier seguimiento que puedas necesitar.
Si es apropiado, considera enviar un correo de agradecimiento al entrevistado. Esto no solo es cortés, sino que también puede ser una oportunidad para clarificar cualquier punto que haya quedado pendiente.
Estructurar una entrevista eficazmente es una habilidad que se perfecciona con la práctica. Cada entrevista es una oportunidad de aprendizaje, no solo sobre el tema en cuestión, sino también sobre el arte de hacer preguntas y escuchar activamente. Con estos consejos, estarás en camino de realizar entrevistas más productivas y reveladoras.